Incendios controlados ayudan a proteger los bosques del Noroeste

Crews perform a prescribed fire in the Rainwater Wildlife Area near Dayton, Washington. (Credit: Johanna Bejarano / NWPB)
Cuadrillas realizan un incendio controlado en el Área de Vida Silvestre de Rainwater, cerca de Dayton, Washington. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB).

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Las camionetas se alinearon en una carretera destapada a unos 50 minutos de Robinette Mountain Road, cerca de Dayton, Washington. Las cuadrillas estaban listas para quemar más de 37 acres en el Área de Vida Silvestre de Rainwater.

A medida que disminuye la temporada de incendios forestales, grupos de manejo de incendios realizan quemas controladas en Washington y Oregón.

Lindsay Chiono es ecologista de hábitats naturales de las Tribus Confederadas de la Reserva Indígena de Umatilla, CTUIR por sus siglas en inglés. Durante este incendio controlado, también es quien dirige a los miembros del equipo que se encargan de prender el fuego.

“Llevamos tres años seguidos intentando quemar esta unidad. Hace unas semanas era verano, y el riesgo de incendio era alto. Así que es una pequeña ventana a esta gran altitud”, dijo.

Chiono y 22 miembros de organizaciones tribales, gubernamentales y privadas realizaron el incendio controlado en las tierras de la tribu a finales de septiembre.

Los incendios controlados pueden ayudar a mitigar futuros incendios forestales y a aumentar la resistencia de los ecosistemas.

Jeremy Alford trabaja para The Nature Conservancy y forma parte de un equipo dedicado a colaborar en incendios controlados en los bosques nacionales de Umatilla y Wallowa-Whitman.

“En todos nuestros bosques del noroeste, el fuego es tan importante como la lluvia y otros fenómenos meteorológicos. Es una parte del medio ambiente, y se vuelve destructivo cuando detenemos demasiados incendios y no dejamos que el fuego limpie realmente el bosque”, aseguró Alford.

Equipos prendieron el fuego siguiendo las instrucciones de la jefa del incendio Lindsay Chiono. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)

Equipos prendieron el fuego siguiendo las instrucciones de la jefa Lindsay Chiono. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)

En el punto de partida, miembros del equipo encendieron algunas zonas bajo la dirección de Chiono. Estaban probando si existían buenas condiciones para la combustión.

“Parece que… van a seguir adelante”, mencionó Kaci Radcliffe, gestora de proyectos de restauración forestal de The Nature Conservancy. Ella dijo que, al encender el fuego, los equipos seguían un patrón en el campo, como en línea.

“Ella puede cambiar el patrón y las instrucciones para que, aunque cambie el viento o la temperatura, podamos seguir quemando hoy”, afirmó Radcliffe.

A medida que avanzaban, Chiono evaluaba el comportamiento del fuego.

Chiono describió el incendio como “bastante irregular” y de avance lento, y añadió que esperaba que el fuego marchara mejor.

“Pero es posible que aumente a medida que se incrementen los vientos hoy”, afirmó.

Otro miembro del equipo, John Punches, observaba de cerca. Es profesor asociado del Departamento de Ingeniería, Recursos y Gestión Forestales de la Universidad Estatal de Oregón.

Punches vigilaba los efectos del incendio.

“Lo que arde son los lugares donde se han acumulado ramas y agujas procedentes de la tala. Eso es lo que está arrastrando el fuego”, manifestó Punches.

El objetivo era consumir el 60% de los combustibles activos presentes en el bosque. Controlar esos combustibles podría prevenir futuros incendios forestales.

Punches y dos aprendices observaban las condiciones.

“Cada hora, recopilamos la información meteorológica y la transmitimos por radio, para que todos los que trabajan aquí, prendiendo el fuego sobre el terreno o manteniendo el incendio dentro de los límites, dispongan de una evaluación meteorológica actualizada”, explicó.

Un miembro del equipo riega algunas zonas consumidas por el fuego durante un incendio controlado en el Área Silvestre de Rainwater. Esto forma parte del proceso para garantizar que las llamas estén bajo control. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)

Un miembro del equipo riega algunas zonas consumidas por el fuego durante un incendio controlado en el Área Silvestre de Rainwater. Esto forma parte del proceso para garantizar que las llamas estén bajo control. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)

Un cambio en las condiciones meteorológicas puede modificar drásticamente un incendio controlado.

Esto ocurrió hace unos meses con el incendio de Tiger Creek, en el distrito de Walla Walla del Bosque Nacional de Umatilla.

Según un comunicado de prensa, el Servicio Forestal de EE. UU. informó que el 30 de septiembre se inició un incendio controlado de 335 acres. Sin embargo, durante las operaciones, “un cambio meteorológico local provocó vientos que permitieron que el fuego sobrepasara el perímetro previsto”.

Según Inciweb, para octubre, el incendio de Tiger Creek había quemado 534 acres.

Jeff Casey es el jefe del incendio de Rainwater. Un jefe del incendio supervisa todas las operaciones durante un incendio controlado. A finales de septiembre, dijo que la mayoría de los incendios controlados no salen mal.

“Por cada incendio malo en Estados Unidos, hay probablemente cien incendios buenos”, afirmó.

Un miembro del equipo vigila la zona fuera del límite del incendio controlado. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)

Un miembro del equipo vigila la zona fuera del límite del incendio controlado. (Crédito: Johanna Bejarano / NWPB)


Jerry Middel dirige el proyecto del Área Natural de Rainwater.

Middel explicó que en 1998, las Tribus Confederadas de la Reserva Indígena de Umatilla compraron 8.500 acres en la zona. En los 20 años siguientes añadieron otros 2.500 acres. El año pasado pasaron a ser tierras tribales en fideicomiso.

Middel dijo que eso significa que ahora está bajo la jurisdicción de la Oficina de Asuntos Indígenas.

Además, aseguró que los incendios controlados son una de sus muchas acciones para proteger el área de vida silvestre.

“Nuestro trabajo consiste principalmente en restaurar y proteger el hábitat”, dijo Middel.

“Hay 16 km de arroyos de peces anádromos, es decir, especies de salmónidos y truchas toro en el río. Y luego tenemos 8.500 acres de bosque de coníferas, es lo que están viendo aquí”, añadió.

La versión original de esta historia fue publicada, en inglés, el 29 de octubre de 2024.